Superada la resaca de las Navidades, llega otra cita importante en el calendario de eventos.
No quiero que nadie se ponga de los nervios, no, lo único que estoy haciendo es recordar que si tenemos tiempo y nos apetece, de una manera tranquila, sosegada, miro aquí, miro allá podemos saborearlo y que no llegue a convertirse en algo que estemos deseando que pase.
¿De qué estoy hablando?
Pues claro, el acontecimiento familiar y puede que primaveral (eso es lo que deseamos siempre) más entrañable, LA COMUNIÓN.
Una cosa nos tiene que quedar clara: ¡¡¡no somos las protagonistas!!!.
Aquí el protagonismo se lo lleva el niño o la niña. Pero ojo, no por la vestimenta y celebraciones posteriores. Es por la situación, por el sacramento de la comunión, por poder reunirnos de una manera bonita. Y evidentemente cada uno aquí le da la solemnidad que considere necesaria. Y la tiene, y cada uno marca un estilo muy propio y respetable.
Este post no va dedicado a los trajes de comunión, ya lo sabéis. Va dedicado a nosotras, a las madres, a las hermanas, a las tías y ¿por qué no? a las abuelas. También amigas, resto de familiares. Todas. ¿A estas alturas tengo que decirlo? creo que no.
Cada una tendrá una forma de entender ese momento en lo que se refiere a vestimenta, puede que tengáis alguna idea en la cabeza o simplemente ni idea. A mí esto me gusta, me puedo sorprender para bien porque tengo abiertas todas las posibilidades.
Si lo tenéis claro os digo que sois unas máquinas, yo, me tiré a la calle a ciegas y la verdad la cosa no salió muy mal.
Sigamos. ¿Habéis hablado en alto? Quiero decir, a vosotras mismas. ¿No os pasa que si nos escuchamos vemos que lo tenemos claro? Pues vamos a hacerlo. Hablemos en alto.
Lo mismo os apetece un clásico: traje de chaqueta. Siempre será un acierto. Arregladas, elegantes, guapas. Podemos arriesgar, ya lo sabemos. Olvidemos lo aburrido, básicamente porque aburre o no?. Yo creo que no es lo idóneo para una comunión en el campo por ejemplo, pero aquí no se trata de ponernos nota y evaluarnos, se trata de ser nosotras mismas. Cada una se conoce, sabe donde está su límite. Podemos trasladarlo a los colores, a las telas, ser más atrevidas o no serlo. Qué sí, que te lo pongas, qué te apetece. No lo pienses más.
Vestido, ¿cómo? largo, corto, primaveral (y nosotras pensando en la lluvia), liso. Llevo tirantes con chaquetita, me gusta ese rollo campestre (tranquila, no va a parecer que vas a un festival de música alternativa), soy más clásica, no soy nada moderna creo, me gusta llevar lo más cool. Veo que lo vamos teniendo claro.
Pues que me apetecen pantalones. Monísima. Que sí, que es muy tú, que está hecho para ti. Y ahora con los monos tan espectaculares que hay creo que está todo dicho.
El mundo de la moda es tan amplio afortunadamente que aunque estemos preocupadas siempre vamos a encontrar algo que podamos hacerlo nuestro de una forma totalmente personal. Cómo? Peinado, accesorios, zapatos. Recordadme que os lo cuente en otro post.
Vamos a dosificarnos que es lo mejor, no queremos saturarnos. Empezamos y nos apetece.
Un beso.