¿Y si pudiéramos opinar?

¿Cómo empezar?

¿Cómo expresar todo lo que significa, la necesidad de sentirse seguro? Es simple, no se puede.

Como madre, es una batalla sin fin ni cuartel e incierta. Todo pasa por mi cabeza, a modo de cuello de embudo, unas ideas tropezando con otras…una locura.

No quiero ser tan especial, generalizaré. Somos muchas las madres y padres con un profundo sentimiento de traición.

Sí traición. Traicionados por las juntas, autonomías, gobiernos autonómicos, con un largo historial de puestos, puestos de confianza, y más puestos, no tienen desperdicio.

Soy madre de 2 criaturas… una situación habitual. Miguel de 9 años, y Sofia de 6 años.

Sofía es increíblemente inteligente, generosa, empática, muy sociable , dulce como el almíbar, habla por los codos abiertos y cerrados, con mucho carácter y con una envidiable capacidad de adaptación.

Miguel es sociable, inquieto, dulce, encantador, cariñoso, protector, extremadamente empático con el dolor de otros, con demasiada facilidad para perdonar (algun@s podrían intentar aprender) y también tiene un cromosoma de más. Es Down.

Con todo lo que ello conlleva, necesidades educativas especiales, logopedas, gastos y un largo ecétera de necesidades particulares. Porque señoras y señores, los pago yo. Nadie nos paga nada, las ayudas son escasas o inexistentes, porque según algunos lumbreras, son ellos los que trabajan para que nuestros «Campeones» tengan paguitas, en fin. Para información del personal, los gastos de nuestros hijos lo pagamos sus padres, con muchísimo sacrificio y privándonos de muchas cosas… lo cual, me lleva a replantearme casi todo,( a la mayoría ni se les pasa ese rayo de electricidad por sus “ tan privilegiados sesos”), salvo que como viene demostrándose, somos simples números y estadísticas. Y ¡sí!, mis muy señor@s míos, como madre tengo la imperiosa obligación, de velar por el correcto funcionamiento de su más profundo yo y frente a una situación tan fuera de lo común, que me veo en la tesitura de dudar de toda información que venga de fuera ¿Quién y qué creer?. Francamente, no tenemos ni zorra idea de por donde vienen o van los tiros. Las masas se controlan con parné y miedo. Ahí lo dejo.

Los niñ@s son niñ@s; han estado meses encerrados prácticamente, en mi caso, la salud mental de mis retoños estaba al borde, junto con la mía, pero con este “trompetillas” (covid-19) estamos ante un dilema:

1º salud, 2º felicidad 3º educación•

2º salud 2º educación 3º felicidad.

3º educación 2º felicidad 3º salud

4º salud 2ºeducación implica felicidad.

5º salud 2º felicidad implica educación.• 

ETC.

El surtido es extensísimo , a mi juicio, dependiendo de las capacidades adaptativas y de aprendizaje de nuestros hijos, el orden de los factores, sí altera el producto, si después de todo no somos sólo números, tenemos normas y leyes físicas y cuánticas….hay que joderse.

Si decido llevarlos al colegio en el caso de Sofía es lo “normal”, en el caso de Miguel, eeh hay que pensarlo, una decisión difícil, ¿ que nos queda?, toca volverse ludópata, es el único camino permitido… así consumimos redes, tele, informacion, desinformac…

Y si decido no llevarlos a qué juego jugamos, a su juego claro, “conecen a nuestros hijos mejor que nosotros”, deben ser como mínimo los Eldar de Tolkien.

En esta sociedad nuestra, donde campean a sus anchas las bromas de mal gusto, vejatorias, el  mooving y la equidisdistancia, Sofía capeará la tormenta, o al menos intentaré que aprenda a hacerlo en su individualismo, a reírse de sus errores y a ser cada día, con humildad, su mejor versión. Miguel me hace ser mi mejor versión y para él, ¿qué es lo mejor?

Remontamos 100 años atrás, a la mal llamada gripe española, cómo superaron aquella situación, con sentido común y analisis real de la situación y pagando caro la falta de……….. Hoy día, con todas nuestras sociedades actuales estamos con los huevos de corbata incapaces de aguantarnos una mala ventosidad en nuestro recauchutado trasero.

La clase política ni está ni se la espera, la responsabilidad es nuestra.

Lo peor de todo esto es que ciertas pérdidas no tienen reemplazo. A ciertas edades las personas son esponjas, sobre todo con los sentimientos. Sofía lo llevara, Miguel necesitará el contacto físico con otras personas, interactuar, caerse mil veces antes de seguir adelante. Como madre me faltan disciplinas, conocimientos, tiempo.

¿Qué hacer entonces? ¿Qué creer? desde luego en mi opinion que es la única que conozco y sé cuando me engaño, equivocarme lo haré, pero escucharé lo que me grite mi sentido común, y estaré fuera de la ley, la responsabilidad siempre será mía, a pesar de quienes opinan con dudables argumentos «no podemos pensar de ninguna de las maneras que los hijos pertenecen a los padres».

Los unos quieren medallas y los otros queremos que esas personillas vivan mejor que nosotros.

Firmado:

Artstrike.

Una madre muy responsable y amante de su familia.

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